domingo, 20 de julio de 2008

Alfabetizando

Para que entiendan lo que les quiero compartir en esta ocasión, tengo que entrar en algunos detalles.

Hacia fines del año pasado participamos de una conferencia sobre el trabajo en turcos, tanto aquí en Alemania así como en Turquía. En dicho encuentro encontramos entre los materiales ofrecidos un curso de discipulado en turco que fue preparado en Ankara. Lo revisé y me pareció muy bueno, porque además de explicar las cosas usando conceptos de la cultura turca, también tenía muchas preguntas para responder. O sea, no era simplemente leer, sino también escribir.

Después de comprarnos dos copias, nos dijeron que uno podía sacar fotocopias del material si quisiese (aquí en Alemania se toma muy en serio eso de los derechos de autoría!).

Ese material se lo mostré después al pastor de la iglesia turca de Duisburg, Atam, con la idea de poder repasar el curso primero con él para practicar y reforzar el idioma, y después usarlo con alguno de los jóvenes de la iglesia.

Paralelo a esto, Atam junto con otros hermanos de la iglesia de Duisburg se reunían todos los lunes con el grupo de hermanos búlgaros (pero de origen turco) en Marxloh, con quienes celebraban una reunión: unos cantos, oración y compartían de la Palabra.

Después de que le compartí a Atam sobre el curso de discipulado, él me sugirió hacerlo con los hermanos búlgaros. A mí me pareció una buena idea, así que lo organizamos, yo me encargaría de sacar fotocopias para todos, nos sentamos juntos a repasar las primeras lecciones y hablamos con los hermanos búlgaros para ofrecerles el curso y ver si estaban de acuerdo.

Les explicamos de las lecciones, de las preguntas que había que contestar, los versículos para memorizar, etc. Todavía recuerdo el impacto de una respuesta que nos dieron. Un grupo se mostró muy contento, entusiasmado. Pero entonces otro grupo nos mira con cara de inocencia y medio sintiéndose dejados de lado nos preguntan: "Y nosotros que no sabemos leer ni escribir, ¿qué vamos a hacer?"

Se me congeló la sangre. Algo así no me lo esperaba. Me dio mucha pena pensar que mientras uno maneja 3, 4 idiomas, hay gente, no lejos y distantes, sino que amigos, jóvenes y hermanos cercanísimos que desconocen lo que es leer, trátese de la Biblia, de una dirección, del nombre de una tienda, etc.

Para que tengan una idea, prueben alguna vez considerar todas las veces que uno hace uso de la lectura tomándolo por sentado. Traten de imaginarse lo que sería moverse de aquí para allá, sin saber que dicen las propagandas, los nombres de los ómnibus, de las tiendas, etc.

Después de esa respuesta, me quedé con una gran inquietud por ellos, y recordé que en 1999 había hecho un curso de alfabetización. Decidí tratar de encontrar los materiales para ofrecércelo a estor hemanos. Después de varios emails, finalmente di con la persona que me podía ayudar y así conseguí los materiales.

La primera clase la hicimos el domingo pasado de tarde.

Ferdih, Yashar, Nejdet (upa), yo y Dohan

Lastimosamente Ferdih arrugó, dijo que no iba a conseguir (el tiene un problema en los ojos) y por más que insistí, no conseguí hacerlo cambiar de opinión. Yashar tiene bastante dificultades, pero Dohan empezó muy bien.

Con el segundo grupo (el de damas) tengo clases los lunes de tarde, antes del estudio bíblico con los hermanos búlgaros.

Netka, Betelina, yo y Saniye

La primera sabe leer y escribir en búlgaro (alfabeto cirílico), pero no puede leer el turco, que usa el alfabeto latín. Betelina es la que más dificultades tiene y Saniye (esposa de Dohan) había empezado a ir a la escuela en Bulgaria, lo que hace que las clases le resulten más fácil.

Oren por estas personas, para que puedan aprender y asimilar esta herramienta tan valiosa: ¡la lectura!

Un gran abrazo,

Omar



lunes, 14 de julio de 2008

¡El fracaso!

Les comparto un texto muy inspirador que me lo compartió mi tocayo Omar Diaz, de Santa Fe, Argentina.

  • El fracaso no significa que somos unos fracasados; significa que aún no hemos tenido éxito.
  • El fracaso no significa que no hemos logrado nada; significa que hemos aprendido algo.
  • El fracaso no significa que hemos actuado como tontos; significa que hemos tenido mucha fe.
  • El fracaso no significa que hemos sufrido el descrédito; significa que estuvimos dispuestos a probar.
  • El fracaso no significa que hemos perdido nuestra vida; significa que tenemos buenas razones para empezar de nuevo.
  • El fracaso no significa echarnos atrás; significa que tenemos que luchar con mayor ahinco.
  • El fracaso no significa que jamás lograremos nuestras metas; significa que tardaremos un poco más en alcanzarlas.
  • El fracaso no significa que Dios nos ha abandonado; significa que Dios tiene una idea mejor.

Por Edward Dayton y Ted Engstrom