sábado, 31 de julio de 2010

Crónica de una batalla (3): La Quimio

Hola a todos,

Continuo con el relato de la lucha que nos tocó vivir.

Como les había relatado, yo había sido operado el jueves 25 de marzo. Para el lunes estuvieron listos los resultados de la biopsia: se trataba de seminoma (http://es.wikipedia.org/wiki/Seminoma) , un tipo de cáncer maligno, pero de entre todas las posibilidades, era la mejor (o más bien, la menos peor), ya que es bien tratable y la probabilidad de cura está por arriba del 90%.

Cuando yo era niño había sido operado de criptorquidia (los testículos no habían bajado al escroto) y según me explicaron los médicos aquí, el riesgo de cáncer de testículo después de esa operación es 20 veces mayor.

Los médicos me explicaron también que la tomografía computarizada que me habían hecho indicaba que dos glándulas linfáticas estaban inflamadas, lo que significaba que el tumor había comenzado a desparramarse. Se lo podría tratar con rayos o con quimioterapia. En el hospital donde fui operado me recomendaron hacer la quimio, que constaba de 3 ciclos. A su vez, cada ciclo duraba 3 semanas:

Primera semana: internado en el hospital de martes a domingo.
Segunda semana: solo miércoles por media hora
Tercera semana: solo miércoles por media hora.

Para ganar tiempo ya me anotaron en la lista para iniciarla una semana más tarde, pero que yo tenía la libertada de averiguar por otros lados y optar por rayos, si así lo prefería. Eso fue justo en los días de Semana Santa.

Después de consultar con varios médicos amigos, decidimos ir por la quimio, principalmente por la ventaja de que afectaría todo el cuerpo, a diferencia de los rayos, que solo actúan en el lugar donde se los aplican.

Por otro lado la gran desventaja de la quimio es que ¡afectaría todo el cuerpo! Los efectos colaterales se sentirían por todos lados, mientras que los rayos solo habrían afectado un poquito la parte donde se los aplicasen.


Primer Siclo

Primera semana

El martes 6 de abril (dos días después del domingo de páscuas) me interné para emperzar el tratamiento.
Empezaba siempre con un análisis de sangre, para asegurarse que las defensas estén bien, ya que los remedios que me aplicarían afectaría el sistema inmunológico, entre otras cosas.


Cuando ya tenían los resultados, comenzaba el cóctel de remedios. Durante 5 días seguidos me inyectaban cada día los siguientes 'productos':
  • 100 ml (suero con kevatril)
  • 500 ml (suero con fortecortin)
  • 250 ml (suero con 211 miligramos de etoposid)
  • 1000 ml suero (prelavado)
  • 500 ml (osmosteril)
  • 250 ml (suero con 42 miligramos cisplatin) paralelo con
  • 1500 ml (suero)
  • 500 ml (suero con fortecortin)
Lo que está marcado en rojo eran las drogas en sí. El resto era para amortizar el golpe que le darían al cuerpo. Y si era miércoles, también me inyectaban
  • 50 ml (suero con 30 miligramos Bleomycin) paralelo con
  • 50 ml (suero con soludecortin).
Un total de 4,6 litros inyectados durante 8 a 12 horas, dependiendo de si la vena donde me inyectaban la aguja era buena y si por ahí no se bloqueaba con el tiempo.


Como me inyectaban tanto líquido al cuerpo, después tenían que saber si éste pudo eliminar todo otra vez. Por eso, cada vez que iba al baño tenia que usar una botellita especialmente diseñada para eso, para saber cuántos mililitros expulsaba y anotarlo para sumar todo al final del día.

Después de la última dosis de suero, ya no tenía que andar con el andador (donde colgaban los medicamentos), pero si me dejaban puesta la aguja, para poder repetir al día siguiente el mismo proceso. Recién el último día de internación me sacaban la aguja. Un poco incómodo para dormir, pero uno se acostumbra.

Al final del segundo día subía de 87 a 95 kilos, de tanto líquido que tenía en el cuerpo.

Al quinto día el estómago empezaba a quejarse de tantos medicamentos y ya no tenía tantas ganas de comer. El sábado, último día del coctel, ya no veía la hora de que me sacasen la aguja. El domingo de mañana, después de pesarme y sacarme sangre, me daban de alta.

La visita de Nuyan hacía la estadía en el hospital más llevadero...



Segunda Semana

El martes era el peor día, cuando los efectos del coctel de la primera semana los sentía tan fuerte. Principalmente el estómago se veía afectado. Me dolía mucho, pero no llegué a vomitar, gracias a Dios. El miércoles tenía la cita ambulatoria, donde me aplicaban 50 ml (suero con 30 miligramos Bleomycin) paralelo con 50 ml (suero con soludecortin).

Ya el jueves me empezaba a sentir mejor y el estómago se sentía aliviado.

Tercera Semana

La única cita médica era la del miércoles, idéntica a la segunda semana. En esos días empecé a perder los pelos... y como después de varios días de hacerlo Eve se cansó de recoger mis cabellos por toda la casa, me dio un ultimatum y me tuve que pelar!


A Nuyan le resultó interesante la nueva pelada de papá...


En todos los ciclos, era la semana más agradable (para no decir menos desagradable), ya que no me bombardeaban tanto y el cuerpo podía 'respirar' un poquito.


Segundo Ciclo

Primera Semana

Lo comencé el 27 de abril y fue igual que la primera semana, solo que el cuerpo ya estaba resentido de la primera ronda. Y era lo que me habían dicho, que el cuerpo no tendría suficiente tiempo para recuperarse del todo durante las pausas que tenía (en la 2da y 3ra semana).

Como siempre, las visitas diarias de Nuyan (y claro, de Eve también) alegraban el día.


Segunda Semana & Tercera Semana

En esos días perdí por completo la barba. Como siempre, Nuyan una fuente de alegría!


Tercer ciclo

Lo empecé el 25 de mayo (una semana más tarde de lo planeado) porque los valores de sangre estaban bajos... y aunque la semana en el hospital no me pareció tan duro como en el segundo ciclo, los efectos posteriores en la segunda y tercera semana fueron más fuerte.

Mi última cita fue el 9 de junio. Si bien los malestares siguieron por semanas, ¡no se imaginan la alegría de haber terminado con el tratamiento!

Si Dios permite que esté dentro del 90% que se sana con este tratamiento, solo quedan los controles trimestrales en los próximos 2 años, y semestrales en los siguientes 3 años.

Muchas gracias a todos los que estuvieron orando, a los que escribieron, llamaron, me visitaron. No sé lo que hubiera sido haber tenido que pasar por todo esto sin el respaldo de la gran familia de fe.

Que Dios les bendiga. Con mucho cariño

Omar

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